# Yo soy poco crédulo - Razón y Palabra

México

@Comun

# yo soy poco crédulo

Foto de: Alberto Uc.

Fecha de publicación: 5 de junio de 2012

Es innegable que los medios digitales han coadyuvado en algunos de los cambios más importantes de las estructuras sociales del siglo XXI, sean estos de carácter cultural, político, económico, incluso ambiental y hasta médico. Ahora vivimos interconectados y resulta complejo escapar a tal coyuntura. México no es la excepción.

Hace unas semanas, en el contexto de las elecciones presidenciales de este 2012, el candidato del Partido Revolucionario Institucional y del Partido Verde Ecologista de México (coalición PRI-PVEM), Enrique Peña Nieto, asistió a las instalaciones de la Universidad Iberoamericana, en el poniente de la Ciudad de México –uno de los centros económicos más importantes del país–, donde no sólo no fue bien recibido por los estudiantes de dicha institución, sino que fue presa de una rebatinga política y mediática que hoy por hoy representa el más duro golpe a su campaña presidencial. A raíz de ello, su puntero en las encuestas ha disminuido, pero lo más importante es que se ha generado un movimiento estudiantil que sin ser ‘oficialmente’ anti Peña Nieto, manifiesta su repudio en contra de este candidato de manera evidente, y con todo, fortalecido por el poder de los medios digitales.

Este movimiento, denominado ‘Yo Soy 132’, luego de un video difundido en YouTube, en el que 131 estudiantes de la Universidad Iberoamericana reconocen haber sido ellos parte de quienes se manifestaron en contra de Peña Nieto y no infiltrados, ha ganado la simpatía y el respaldo de muchos sectores de la sociedad mexicana, la mayoría –se supone– estudiantes universitarios; y si bien hasta ahora no ha hecho distingos entre estudiantes de instituciones privadas y públicas, también es cierto que no ha logrado integrar de manera efectiva a los universitarios del interior del país. Es decir, se sigue percibiendo como un movimiento francamente centralizado.

Sus estandartes de protesta –de entrada– suenan lógicos: la democratización de los medios de comunicación y la transparencia en los procesos electorales del 2012; pero pese a ello, el ‘Yo Soy 132’ corre grandes riesgos de ser politizado ya sea por algún partido, algún organismo o incluso algún sindicato –y vaya que abundan–; así como de converger en una especie de moda del proceso electoral –sino es que en una anécdota–, o bien, de sucumbir a las fuerzas de su odio nato por el candidato de la coalición PRI-PVEM, y entonces reducirse sólo a eso, a odio y no a propuesta, tal como todo lo que ahora tiene que ver con política aquí en México.

Pero más allá de calificar los riesgos que corre el ‘Yo Soy 132’ o no, o sus acciones, el propósito de mi reflexión es dilucidar algunos aspectos del perfil de los estudiantes que conforman este movimiento, pues en el día a día académico hay rasgos que para mí –simplemente– no son congruentes con su desempeño (aunque podría equivocarme). Aclaro que no soy profesor de la Universidad Iberoamericana (aún no tengo esa distinción), pero he sido profesor de instituciones educativas que junto con ‘la Ibero’, dominan el mercado de la zona poniente de la Ciudad de México; así como lo he sido de otras que prevalecen en la zona centro y que también figuran en los comunicados del ‘Yo Soy 132’.

El perfil institucional de los estudiantes, es lo primero que no cuadra con la percepción que tengo de ellos, pues si bien académicamente existe un esfuerzo importante para comprometerlos con el desarrollo del país –incluso de la región latinoamericana–, este aún no se consolida en una conciencia política y participativa que sea reacia y determinante, tanto como para asegurar que la mayoría de los universitarios de una misma institución comparte un mismo ideal de ‘emancipación’. En el día a día, por ejemplo, es notoria una actitud cívica que sigue adoleciendo de preceptos colectivos, así como una serie de temas que –con todo– se superpone al marco de lo político o lo ciudadano.

Buena parte de los estudiantes que se suma al ‘Yo Soy 132’ proviene de las áreas administrativas, de humanidades y de ciencias sociales, muchos de ellos alumnos de los programas en comunicación, los cuales hoy por hoy están más orientados a un aprovechamiento efectivo de los medios que al despertar de la conciencia política, sin que con esto quiera decir que no lo puedan hacer, sólo que no es de primera mano lo que se espera de ellos en un lapso de tiempo tan breve.

Aunado a ello, la mayoría de estas instituciones se encuentra en período vacacional o en curso de verano, aspecto que dificulta la movilización estudiantil, y cabe señalar que no todos sus órganos de gobierno consienten fácilmente este tipo de acciones políticas.

La contextualización de las propuestas estandarte del ‘Yo Soy 132’, es lo siguiente que quiero abordar, pues si bien la democratización de los medios es un concepto que dicho así suena incluyente y deseable, contextualmente ya no aplica al 100% a la dinámica de nuestra era. Una democratización en sentido estricto implicaría una homogeneidad del pensamiento, lo cual hoy día no es congruente con la globalización ni con la naturaleza de los medios digitales, y reduciría –con todo– la participación de las minorías; en dado caso, sería más conveniente hablar de un enfoque plural e incluyente de los medios de comunicación, en particular de los audiovisuales y digitales, puesto que para fines sociales y políticos todavía no todo es Internet.

El uso poco efectivo de este término, democratización de los medios, es resultado –justo– de la falta de profundidad en la comprensión, las implicaciones y las proyecciones que históricamente tiene. Se percibe una toma rápida, poco actualizada y hasta empolvada del mismo, al no remitirse ya no al marxismo, sino a las teorías sociales de mitad del siglo XX y a autores tales como Theodor Adorno, Max Horkheimer, Jürgen Habermas, Niklas Luhmann o Cees J. Hamelink, así como a sus circunstancias, para comprender su evolución; teorías que lamentablemente ya no son prioridad en los planes de estudio de ciencias sociales, en particular los de comunicación, y autores que no son los predilectos de los alumnos. Entonces, ¿así cómo?

En este sentido, las exigencias hechas a los medios deberían ser las mismas para prensa, radio, televisión, redes sociales e Internet, no sólo para las grandes televisoras; y la transparencia en los comicios habría de aplicarse –precisamente– en una marco de pluralidad donde todas las voces, absolutamente todas, sean escuchadas, respetadas y tomadas en cuenta. Sin que esta misma transparencia se empañe por un afecto, una exageración o una falta del mismo.

No menos importante, me llama la atención que la mayoría de estos estudiantes ha sido formada bajo el canon de la planeación estratégica, aplicada a todos los ámbitos, razón por la cual es difícil creer que el ‘Yo Soy 132’ sea el resultado de una reacción casi visceral contra Peña Nieto (tal como se observa en sus comunicados y acciones) y no de una planeación políticamente correcta –incluso infalible–, que de origen busque el bienestar integral del país; así mismo, que las propuestas de este movimiento se estén haciendo ‘sobre las rodillas’ a poco más de un mes de las elecciones presidenciales, y que éstas no sólo tengan cierto tinte chantajista –casi telenovelesco–, sino que corran el riesgo de no trascender políticamente más allá del día de las elecciones, y aun así no se anuncien ni se planeen acciones estratégicas para que eso no suceda.

De manera personal, me encantaría presenciar un movimiento estudiantil ecuánime, incluyente, bien informado y actualizado, culto, políticamente orientado al desarrollo del país, donde pudiera reconocer a un puñado de mis alumnos; y no uno reactivo, improvisado, ‘al cuarto para la hora’, impulsado a contrarrestar las acciones de un candidato presidencial al que quiera que no, se le repudia. Hey, si el candidato no es la clave única del país, ¿dónde se contemplan los demás actores, incluidos los mismos estudiantes y su compromiso por ser verdaderos agentes de cambio? ¿O eso en términos de su propio desempeño, no es relevante?

Finalmente, reconozco que mi experiencia en el ámbito universitario podría jugarme mal y que en efecto, no tengo todas las respuestas, así que si mis apreciaciones resultan exageradas, entonces antepongo una disculpa a este texto. En unas semanas, el tiempo la cobrará, o no.

_____________________________________

JAVIER CARLO. Maestro en Administración de Tecnologías de Información por parte del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), México, y Maestro en Comunicación por parte de la Universidad Internacional de Andalucía (UIA), España. Licenciado en Ciencias de la Comunicación egresado del ITESM; cuenta con estudios sobre publicidad, desarrollo de proyectos, psicología social y antropología de las organizaciones.

Estratega en comunicación y catedrático. Su experiencia profesional abarca el diseño de programas educativos a nivel superior y la docencia; así como el marketing para medios y el desarrollo de proyectos audiovisuales.

Actualmente es profesor del Tecnológico de Monterrey, Campus Santa Fe, y gestor de proyectos de comunicación.

Contacto:
http://cafeycatedra.blogspot.mx/
jcarlomena@gmail.com
facebook: Javier Carlo
twitter: @javocarlo

[*] Fotografía: Alberto Uc.

NUEVAS TECNOLOGÍAS Y DESAFÍOS AL UMBRAL DEL SIGLO XXI. ACCESO, CONTENIDO Y FORMACIÓN

nuevos modelos y recursos tecnolÓgicos en la prÁctica docente

nÓmada de nuevo. sin que sea necesario dar un paso

diseÑador y avance tecnolÓgico

manifesto

USOS Y ÁMBITOS DE LAS REDES SOCIALES

VALORES Y TECNOLOGÍA EN PASARELA
CARENCIA DE LÍMITES

Bicentenario y pertenencia. ¿Los mexicanos sentimos un proyecto de naciÓn?

Tlatelolco
Otra cara